No hace muchos años que algunas
batallas contra el cáncer se determinaba rápido: entre la detección y
la muerte del paciente no pasaban ni un año. Sin embargo, con la llegada de
terapias dirigidas contra las alteraciones genéticas del tumor y la
inmunoterapia que despierta al sistema inmune para que reconozca a las células
tumorales y las elimine, han dado una vuelta a los peores pronósticos.
Tras un nuevo hallazgo, oncólogos han
reivindicado que estearsenal terapéutico, solo o en combinación con la quimioterapia, logra revertiralgunas sentencias de muerte temprana. De hecho, la supervivencia de
los cánceres más agresivos ya empieza a contarse por años y los largos
supervivientes son algo más que una anécdota.
Javier Cortés, jefe del programa de cáncer de mama de las clínicas Ruber
Internacional y Quirón Barcelona, explicó que “hace 15 años, la mediana de
supervivencia en cáncer de mama metastásico HER2+ (un subtipo que
representa el 25% de los tumores en el pecho) era de 15 meses. Ahora hablamos
de que es una enfermedad crónica para el 20% de las pacientes”.
El especialista participó en un estudio que evaluaba, a ocho
años vista, la eficacia de combinar con la quimioterapia dos tratamientos
dirigidos contra la proteína HER2. La mediana de supervivencia fue de casi
cinco años (57 meses) y el riesgo de muerte se redujo un 31%.
El pronóstico global de un cáncer de
mama, de hecho, es uno de los que más espectacularmente ha evolucionado en los
últimos años. Incluso el subgrupo más agresivo, eltriple negativo, ha encontrado luz en la inmunoterapia. “En el triple
negativo, que son el 15% de los tumores, coleccionábamos fracaso tras
fracaso. Tiene mucha agresividad y los pacientes tienen un pronóstico
sombrío (…)”, manifiesto Antoni Llombart, jefe de oncología
del hospital Arnau de Vilanova-Llíria.
De modo que, la primera inmunoterapia contra el
triple negativo metastásico ha dado un giro al pronóstico
de este tipo de pacientes, que no superaban los 18 meses de supervivencia.
En combinación con la quimio, el
atezolizumab —una inmunoterapia de la farmacéutica Roche, mejora
la supervivencia y la progresión libre de enfermedad (el tiempo que el enfermo
está sin que rebrote el tumor) en un subtipo de pacientes muy concreto: las que
tienen la particularidad molecular de que sus células tumorales tienen sobre expresada
una proteína (PDL-1), que evita que el sistema inmune no reconozca estas
células. Lo que hace el atezolizumab es bloquear esta proteína y espabilar a
los linfocitos para que reconozcan estas células tumorales.