Uno de los momentos cruciales de la vida de cualquier persona sucede antes de nacer. Al pasar por el canal del parto, los bebés reciben un baño de millones de bacterias de sus madres. Los microbios intestinales y vaginales colonizan su cuerpo y se asientan en diferentes órganos para facilitar funciones claves como la digestión. Esta comunidad bacteriana, el microbioma, hace que el sistema inmune, nacido sin memoria alguna, aprenda a identificar a los microbios beneficiosos comensales de los peligrosos.
Aunque aún no están claras las implicaciones de este proceso para la salud, hay estudios que muestran que los bebés nacidos por cesárea tienen un microbioma muy diferente y también tienen un mayor riesgo de sufrir asma, alergias u obesidad a lo largo de su vida.
El mayor estudio sobre el microbioma de recién nacidos, cuyos resultados fueron publicados en la revista científica Nature, confirmó grandes diferencias entre uno y otro tipo de nacimiento. Se estudiaron muestras de microbiota de 596 bebés a lo largo del primer año de vida y de 175 madres. Los resultados confirmaron que los niños nacidos por el canal del parto reciben la mayoría de sus bacterias de sus madres. En cambio, en los partos por cesárea la transferencia de bacterias maternas queda interrumpida y los microbios más abundantes son los del ambiente hospitalario. Entre ellos hay varias especies del grupo de microbios resistentes a antibióticos.
La composición del microbioma de unos y otros niños se equilibra a partir del primer año de vida, pero los investigadores creen que hacen falta estudios a largo plazo, pues no queda claro si estos desequilibrios en el microbioma tienen un impacto en la salud.
“Los mayores estudios sobre el método de nacimiento han visto que la cesárea aumenta el riesgo de asma y alergias en torno a un 30%”, señaló Field. Pero no se sabe si hay una conexión directa o es una correlación. Para probarlo, dice el investigador, hay que hacer “muchos más estudios que analicen a miles de bebés”.