A pesar de que existe gran variedad de dietas que aseguran ser efectivas para rebajar, pocas están respaldadas por estudios para certificar sus beneficios; sin embargo hay una serie de métodos
avalados por científicos que aseguran que podemos deshacernos de unos
kilos.
Algunos de
estos consejos, apoyados por
investigaciones, para perder peso son:
Vigila tus comidas y tu
actividad física
Para esto,
lo mejor será iniciar un diario
de comidas en el que se escriba todo lo que se consume.
Come conscientemente
Comer de manera consciente consiste en prestar atención al cómo
y dónde se consumen las comidas. Esto permite que las personas disfruten de sus alimentos y mantengan
un peso sano.
Incluye proteínas en el desayuno
Las proteínas
regulan las hormonas del apetito lo que nos hace sentir satisfechos.
Produce un deceso en la hormona del
hambre "ghrelina" y
un incremento en las hormonas de saciedad
péptida YY, GLP-1 y colecistoquinina.
Di adiós al azúcar y a los carbohidratos refinados
Comúnmente,
nuestra dieta está plagada de inmensas cantidades
de azúcar añadida, especialmente en bebidas. Igualmente, los carbohidratos refinadosson alimentos altamente procesados que nocontienen fibras ni nutrientes como el arroz blanco,
el pan y la pasta, indicó este medio.
Por ello,
lo mejor será reemplazar estos por comidas más saludables. Come frutas para la merienda en lugar de "snacks" llenos de azúcar y té de
hierbas en vez de refrescos.
Ingiere más fibra
Incluir
mucha fibra en tu alimentación incrementa la sensación de llenura, lo que podría generar una
pérdida de peso. Algunos alimentos altos
en fibra son: cereales,
pan y pasta integrales, avena, frutas, vegetales, guisantes, frijoles,
legumbres, nueces y semillas.
Duermebien
Múltiples
estudios han demostrado que dormir
menos de cinco horas por noche está asociado con un aumento de la obesidad debido a que retrasa el metabolismo y aumenta la producción de insulina y cortisol, todos
factores que propician el almacenamiento
de grasas.
Controla el estrés
El estrés libera hormonas
como la adrenalina y cortisol que,
aunque al principio disminuyen el apetito,
si los niveles en la sangre permanecen altos por mucho tiempo, las ganas de comer aumentan lo que estimulal a ingestión de alimentos.