La Organización Mundial de la Salud (OMS) calcula
que para 2030 habrá más de 2.500 millones de fumadores en el mundo, según datos
dados a conocer en septiembre de 2018, año para el cual hubo 18,1 millones de
casos nuevos de cáncer, de los diferentes tipos. De estos nuevos cánceres
(llamados también “incidencias”), el cáncer de pulmón representó el 11,6% del total.
Ante esta incidencia
la doctora Alejandra Cañas,
neumóloga del Hospital
Universitario San Ignacio (Bogotá, Colombia), explicó que
“el cáncer de pulmón se asocia a otros factores de riesgo diferentes al tabaco, aunque este sigue
siendo de lejos el factor principal tanto para el que fuma como para el que le
fuman al lado, a quien durante muchos años se llamó fumador pasivo, pero ahora se le llama fumador
de humo de segunda mano porque el riesgo que sufre es el
mismo del de un fumador”.
La experta agregó que este tipo de cáncer
tiene un agravante: Su invisibilidad. De acuerdo con la neumóloga, aunque otros
tipos de cánceres, como el de mama, tienen menor incidencia, también “tienen
más visibilidad. Las mujeres nos cuidamos más, vamos y pedimos los exámenes y
lo tenemos más en el radar. El cáncer de pulmón está más oculto y si la persona
además no fuma, es un cáncer que queda absolutamente fuera del panorama del
paciente, de la familia y de los servicios de salud”.
A la invisibilidad se
le suma el estigma.
Un estudio de The
Economist reveló que a la estigmatización social “dificulta
varios de los elementos que ayudan a controlar” este tipo de cáncer. Según el
informe se afirma que, en Colombia, por ejemplo, una gran mayoría de personas
cree que quienes sufren cáncer de pulmón son culpables de su enfermedad por
haber fumado en algún momento de su vida.
No obstante, el doctor Luis Raez, director médico
del Memorial Cancer Institute de
Florida, citado por la publicación, asevera que “la condena
social es un problema enorme. En América Latina,
al igual que en otros lugares del mundo, consideramos que el cáncer de pulmón
es culpa de quien lo padece. Ellos eligieron hacerse daño. No tenemos
compasión”.
“En consecuencia”,
dice el estudio, “el cáncer de pulmón parece tratarse como una neoplasia de
segunda clase, con una cantidad de fondos dedicados para su investigación que
es muy escasa en comparación, por ejemplo, con la carga de esta enfermedad
sobre el sistema de salud”.