Recientemente un grupo de investigadores
descubrió un calmante del dolor de efecto más duradero y que es menos adictivo que la morfina para
pacientes que padecen de enfermedades dolorosas, según un artículo de la Asociación Americana por
el Avance de la Ciencia publicado
en la revista Science Advances.
Se trata de un nanoanalgésico probado en
roedores por los expertos, que vieron cómo tres versiones de una nanopartícula natural tuvieron efectos que aliviaban el dolor cuando se les administraba
a ratas con patas infectadas.
Este descubrimiento podría allanar el
camino para tratamientos del dolor intenso que no acarreen los graves efectos
secundarios asociados a la morfina o a opiáceos sintéticos relacionados, que,
entre otras cosas, pueden ocasionar adicción.
En Estados Unidos más de 115 personas
mueren por sobredosis de opiáceos al día, por lo cual el descubrimiento de un
analgésico que sea menos adictivo es vital, tanto para el panorama del país norteamericano
como para el mundo entero.
Los péptidos pequeños
y naturales del cuerpo, como las encefalinas, que unen los receptores de
opioides, pueden ser una opción para tratar el dolor porque activan los
ligandos de los receptores de opioides, que, se cree, son propensos a disminuir
la consolidación de una adicción.
En busca de una mejor
solución a la morfina y los opiáceos, los científicos Jiao Feng y Patrick Couvreur crearon
junto a su equipo un nanomedicamento empleando el neuropéptido Leu-encefalina (LENK),
que interviene en la regulación del dolor en el cuerpo.
Hasta ahora, el enfoque de emplear las
encefalinas para tratar el dolor no se había usado debido a problemas
farmacocinéticos, como las dificultades que tienen estos péptidos para cruzar
la barrera instaurada entre la sangre y su circulación por un órgano vital como
el cerebro.
Vinculando LENK con
escualeno, un compuesto natural que puede tener origen vegetal o animal, los
científicos crearon nanopartículas que podrían aplicarse a la zona del dolor a
través de inyecciones intravenosas.
Cuatro horas después
de inyectar las nanopartículas a las ratas, los investigadores observaron
indicios de una sensibilidad térmica inferior al dolor y vieron que los efectos
calmantes eran más duraderos.