La iniciativa de Be Girl elabora ropa interior para niñas con protección mensual, para ser distribuidas en poblaciones de escasos recursos y que estas puedan continuar con sus actividades cotidianas durante su periodo menstrual.
Emprendimiento femenino
Diana Serra es una diseñadora industrial colombiana, que convivió con artesanos y agricultores de Uganda durante una pasantía de la ONU. Debido a esta experiencia surgió la idea de diseñar un prototipo de toalla reusable a la que llamó Be Girl.
Diana se asoció en este emprendimiento con Pablo Freund, junto a quien materializó la distribución de esta nueva prenda para niñas. Ambos se conocieron mientras hacían una maestría de gestión de sostenibilidad en la Universidad de Columbia.
Básicamente la primera muestra de la ropa interior fue un inspirada en una toalla sanitaria reusable con la idea de copiar sus beneficios.
Los materiales usados en el primer modelo fueron telas impermeables de sombrilla y tela de cortina. Según los distinto materiales investigados, eventualmente evolucionó hasta manufacturarse con tela.
Este producto se bautizó con el nombre de Be Girl, el cual se inició como una toalla sanitaria reusable hasta convertirse en un panty con un bolsillo, donde se puede colocar una almohadilla lavable. Su diseño está basado en la comodidad y lo estético.
La menstruación no tiene que detener tu vida
Uno de los grandes retos al diseñar Be Girl fue cómo hacer llegar esta prenda a todas las niñas a las sitios en donde recursos como este son más demandados, así como lograr el financiamiento de su producción. Muchas de las niñas en zonas rurales son discriminadas durante su menstruación debido a la poca información, recursos y creencias supersticiosas sobre el tema
El costo de las toallas sanitarias en estas zonas alcanza hasta un mes de salario de una familia. Las niñas tienen que detener todas sus actividades mientras menstrúan, bien sea por creencias familiares o por falta de dispositivos que puedan ayudarlas. Esta situación hace que los familiares se sientan de alguna manera acusados y obliguen a las niñas a permanecer en casa.
Freund, aportó a este proyecto la forma de gestionar la inversión obteniendo un impacto social, creando un programa en que por cada prenda obtenida se hará un donativo a una niña en estas regiones. Hasta el momento 9000 niñas de más de 23 países de África, Asia y América se han visto beneficiadas de este proyecto. El proyecto aporta, además, una ayuda al núcleo familiar al facilitar un prenda cuyo precio es prácticamente un robo en esos países.
El aporte de las ONG es distribuir las Be Girl en las zonas más necesitadas e incluir talleres educativos sobre su proceso fisiológico, obteniendo beneficios emocionales y logrando que se sientan orgullosas de ser niñas.