Durante mucho tiempo, las recomendaciones generales para mantener el cuerpo hidratado era ingerir al menos 2 litros de agua diarios. Cuando uno está enfermo, los doctores siempre señalan descanso y tomar mucho líquido, lo que puede no ser tan recomendable para la recuperación de un enfermo.
Beber en exceso podría ser grave
Beber agua en exceso en pocas horas, puede influir de forma negativa en la recuperación de un paciente, lo que hace importante que los médicos especifiquen de cuanta agua es recomendable consumir en determinados casos.
La recomendación viene del Hospital King´s College de Londres, luego de tratar a una mujer de 59 años que desarrolló hiponatremia, tras ingerir copiosas cantidades de líquido para evitar una infección urinaria.
Está condición aparece cuando los niveles de sodio en la sangre están por debajo de lo normal, se entiende que el sodio es un electrólito que ayuda a controlar la cantidad de agua en las células.
Las sintomatología de los pacientes que desarrollan esta condición incluye:
- Nausea
- Vómitos
- Dolor de cabeza
En casos serios pude inflamarse el cerebro, provocando confusión y convulsiones, incluso la muerte cuando es una situación extrema.
La paciente ingresada ingirió mucha agua en pocas horas por recomendación de su médico debido a una infección urinaria, al notificar esto en el centro de atención, le restringieron la ingestión de fluidos por las siguientes 24 horas y la mujer se recuperó.
Ciertas enfermedades elevan los niveles de hormonas antidiuréticas, cuando la función renal es normal disminuyen las probabilidades de desarrollar esta condición.
Cuantos litros de agua tenemos que beber realmente
Nuestro cuerpo está formado por un 60% de agua que perdemos constantemente a través del sudor y la orina. Las recomendaciones oscilan entre dos litros de agua y otros alientan a 3 litros, a fin de ayudar a la persona a perder peso.
Para saber cuando y cuánto debemos beber, debemos atender del mecanismo de regulación que es la sed, no hacerlo genera problemas para nuestra salud.
El exceso de agua penetra en nuestras células y diluye sus componentes y la falta de líquido produce deshidratación.
La cantidad depende del tamaño corporal y la cantidad de actividad física que realice, un mililitro por cada kilocaloría de energía consumida, los que se resume a 35 mililitros por kilo de peso.
Daniel Rangel Barón nos recuerda que la actividad física y un clima caluroso son situaciones por las que debemos estar atentos de la hidratación, sin obsesionarse con la cantidad de agua que bebemos. Ten siempre en cuenta que antes de gastar millones de dólares en tratamientos para remendar daños, es mejor prevenirlos.